Soy una amante de la cocina. Me gusta un buen plato de comida, bien elaborada, sentir la sensación de estar alimentándome. Y también me gusta elaborar mis propios alimentos. Llenar el cuerpo y el espíritu.
En la cocina todos los sentidos experimentan un crecimiento de sus capacidades. Los cinco sentidos son necesarios: el olfato, la vista, el oído, el tacto y sobre todo el gusto…. Oler los aromas que desprenden los alimentos mientras los cortas, los sofríes, los cueces,…; el oído para conocer el momento exacto de las mezclas; el tacto para disfrutar de las texturas y temperaturas; el olfato indispensable para captar cada matiz y la vista y el gusto para saborear cada plato.
La experimentación es un arte en la cocina, pero tener referencias es un apoyo fundamental. Y ahí…, ahí está el leitmotiv de este pequeño post, en la bibliografía culinaria.
Tengo una amplia colección de manuales de cocina. Libros que he ido recopilando a lo largo de los años. Heredados de mi madre y mi padre, regalos de amistades, compras, recuperaciones en ferias de antiguo y ocasión, recortes de revista….. Y, de vez en cuando, hago alguna relectura en busca de nuevas inspiraciones para la experimentación, y así…. esta noche me he encontrado con esta joya de la literatura culinaria.
Me he quedado de piedra, entre la risa, la estupefacción y el más absoluto de los desconciertos.
Lo mejor es que se trata de un libro (sobre la pasta) que tengo desde hace más de 10 años…bueno, muuuucho más. Creo haber consultado alguna de sus recetas, más de varias veces, pero hasta hoy de casualidad no había reparado en esta introducción.
Así que, no he podido más que compartirlo en el blog.
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